miércoles, agosto 01, 2012

Numerología de la Torre Picasso

La Torre Picasso está situada en pleno centro de Madrid, y forma parte de su skyline característico. Pero pocos saben de las maravillas numéricas que encierra este edificio, que hace pensar que sus arquitectos eran mentes privilegiadas y adelantadas a su tiempo.

Torre Picasso, vía Wikipedia

Veamos estas maravillas. La torre resulta tener 157 metros de altura, que es un número primo. Y la planta del edificio tiene 38x50 metros. Si dividimos la altura por el lado largo, obtenemos 157/50=3.14, es decir, el número π con una aproximación del 0.05%

Además, tiene 47 plantas, que es otro número primo. Si multiplicamos ambos números, obtenemos 7379 (que obviamente no es un número primo), pero si interpretamos este número en un sistema sexasegismal, como los grados minutos y segundos, resulta ser 2º2’59’’. Es decir, casi 2 grados y 3 minutos, y si cogemos ambos números y les aplicamos el teorema de Pitágoras, obtenemos que 22+32=13, otro número primo.

Pero no queda la cosa ahí, porque dos veces 13 son 26, el número de ascensores que contiene la Torre Picaso, que llevan a sus 43 plantas habitables. ¡43, otro número primo!

¿Y qué pasa si ahora hago la cuenta 43*47*157? Pues que el resultado es 317297, que aparte de aproximarse con una precisión del 1% a 100.000 veces π=314159, si lo paso a grados sexagesimales como antes, resulta ser 88º 8’ 17’’
¡88, el año de su inauguración!
¡¡8, los años que se tardó desde su diseño hasta el inicio de la construcción!!
¡¡¡17, otro número primo!!!

Pero ahí no queda la cosa, porque si dividimos la altura por el lado corto de la planta, y lo elevo al cuadrado, se obtiene (157/38)2=17.05, que redondeado al número entero, ¡¡¡¡coincide con el número primo anterior!!!!

Sin duda alguna, el diseño de la torre Picasso es de una complejidad mayúscula. Tanta coincidencia junta no puede ser casualidad.

A estas alturas, Algún lector debe estar ya flipando en technicolor, pensando que son cuentas sin sentido, ni lógica, ni coherencia. Y tiene toda la razón, eso es lo que son.

Porque cuando se usa la (i)lógica del “todo vale” se puede llegar a la conclusión que te de la gana. Me queda la duda de a cuantas conclusiones interesantes sobre la Torre Picasso llegarían quienes creen que la Gran Pirámide de Keops encierra miles de estas no-coincidencias numéricas

Y si alguien se anima a seguir buscando milagros numéricos en la Torre Picasso, aquí tiene los comentarios para comunicar sus brillantes descubrimientos

domingo, abril 08, 2012

OVNI en el polvorín

9 de Mayo de 2010, 22:30, polvorín de Bobadilla Estación, en Málaga. Las cámaras de seguridad registran una luz que cambia de forma y finalmente desaparece. Este es el resumen rápido y aséptico de un artículo que pueden leer por aquí, eso sí, con más kilómetros, visita a una fábrica de cemento, y sospechosos silencios militares.

El caso es que el intrépido reportero consiguió acceder a la grabación de las cámaras de seguridad, y grabarla con su teléfono móvil. El resultado es este vídeo de aquí:

OVNI Base Militar de Bobadilla Estación (Málaga) España from Juanfra Romero on Vimeo.

El reportero llevó a analizar el vídeo a una persona de su confianza, un fotógrafo, que


confirmó su autenticidad, y descartó que se tratase de un avión, un foco, una farola, un helicóptero, una luciérnaga o cualquier otra cosa (...) no se corresponde con nada conocido por nosotros, y los movimientos son totalmente inexplicables para las leyes de la física

Si esa persona vio lo mismo que yo, se trata de la grabación de la esquina de una pantalla donde se reproduce la grabación original, sin tener a la vista ningún tipo de referencia o contexto. Me encantaría saber qué tipo de criterio siguió para deducir que lo observado es "totalmente inexplicable para las leyes de la física", porque en un primer vistazo, a mí se me ocurrieron varias cosas, y ninguna es sobrenatural.

En primer lugar, contrariamente a lo que afirma, el objeto no realiza ningún movimiento: permanece estático en el mismo punto. Lo que sí se ven son cambios de forma.

Mi primera impresión me llevó a pensar en "astigmatismo", "aberraciones" y "enfoque". Sin poder ver la imagen original completa que proporcione una referencia, da la sensación de que la imagen tiene un zoom importante, y la impresión es que la cámara intenta enfocar. La forma en que el objeto desaparece, como "expandiéndose", encuadraría bien con este efecto.

Mi segunda idea, en cambio, me llevó a pensar en la transmisión atmosférica, en el centelleo aparente de las estrellas como posible causa del aparente cambio de forma de la grabación.

Intentando confirmar alguna de estas ideas, finalmente terminé haciendo una serie de fotos a la luna, cuya luz atravesaba un capa fina de nubes. He aqui el resultado:

Son unos cambios de forma bastante llamativos respecto a la forma circular que uno esperaría, pero perfectamente explicables por las leyes de la física, y que me llevó a decidirme por una mezcla entre la primera opción, y esta tercera como interpretación de lo que se observa en la grabación de la grabación: la alteración de la luz de un objeto cuando un manto de nubes pasa por delante. Y quizás problemas con el enfoque de la cámara.

¿Y qué era el objeto en cuestión? Pues, estando por encima del manto de nubes, tiene que ser un objeto astronómico. Así que me remito al blog Misterios del Aire, donde explican que era la Reina de los OVNIs, Venus.

domingo, marzo 18, 2012

Reciclado

Curioseando aquí y allá, a veces se encuentran cosas interesantes. Por ejemplo, vean la portada de este libro:
Fíjense en la fotografía. A los más avispados, y que lleven varios años interesados en esto del "misterio", igual les suena de algo. Corresponde a un episodio bastante sonado, aunque como suele ser habitual, sin efectos nocivos para su protagonista. La imagen corresponde a una fotografía tomada en 2006 2005 de un cementerio, donde aparecían unas niñas fantasmales, y de la que Iker Jiménez aseguraba con un 99% de probabilidad que no había fraude:
El caso de las niñas fantasma del "camposanto" se aireó en el programa de TV Cuarto Milenio, y mientras Iker Jiménez aprovechaba el tirón para promocionar una novela, los malvados escépticos comeniños (y otros no tan escépticos) escribían artículos (uno, y otro) mostrando la manipulación. Iker tuvo que reconocer finalmente el fraude en antena... eso sí, a su manera (Versión no oficial de la rectificación). Y por supuesto, sin consecuencia alguna para su credibilidad ante sus fans.

Todo esto, en 2005-2006. Por eso me ha llamado la atención reconocer la fotografía en la portada de un libro publicado en 2007, por un autor que además es habitual de medios tan serios como Año Cero. 

Aunque no parece que el interior del libro trate ese no-misterio, lo cierto es que el mundillo este funciona así, reciclando viejas historias y reflotando no-misterios, como si un patito de goma fuera, cuando ya nadie se acuerda de ellas. 

Puede que no sea el caso de las niñas fantasmas del camposanto, pero de momento, ya se ha reciclado la fotografía. El tiempo dirá.

jueves, febrero 23, 2012

La conspiración del neutrino

Debe quedar ya poca gente a estas alturas que no haya oído hablar de los neutrinos superlumínicos. Primero fue el anuncio de unos resultados bastante chocantes, en los que un grupo de científicos midio el tiempo de vuelo de neutrinos generados en el CERN (Suiza), y que llegaron al laboratorio de Gran Sasso en Italia. Del experimento se dedujo una velocidad de estas partículas que superaba la velocidad de la luz.

Exactamente, la superaba en 7 km/s, lo que supone un 0.0027% mayor que la velocidad de la luz en el vacío (299.800 km/s). Una nimiedad, vaya, si no fuera porque según la teoría de la relatividad especial de Einstein no deberían poder. De ser cierto un resultado así supone una revolución. Como también lo sería comprobar que los muertos hablan a través de grabaciones en cintas, que los extraterrestres nos visitan, que la telepatía existe, que el agua tiene memoria... en fin, todas esas cosas.

Pero la diferencia entre la ciencia y pseudociencia está en el uso del pensamiento crítico, y ante afirmaciones sorprendentes, se requieren pruebas rigurosas. Por eso se inició un debate sobre el experimento, con una gran mayoría de gente pensando que algo fallaba en el experimento. Porque quienes hemos estado en laboratorios sabemos por propia experiencia que cuanto más sorprendente es el resultado, mayor probabilidad hay de que haya fallado algo. La otra opción es que te den el Nobel.

-"¡Detractores!", pensarán algunos.

Pero lo cierto es que incluso los científicos del experimento saben la importancia de que las pruebas tengan un rigor a prueba de bombas. Es por ello que ellos mismos han repasado una y otra vez qué ha podido ir mal. Contrasta esta actitud con aquellos que con una grabación ruidosa, o un video de una luz desenfocada, o dan de beber agua y esperan a ver que le cuenta un paciente deseoso de curarse, que reniegan de analizar críticamente qué han hecho, o  si hay otras explicaciones plausibles a sus fenómenos.

Y así, al final han identificado dos posibles errores en el experimento. Uno, que tendría que ver con la sincronización de relojes entre el origen y destino de los neutrinos; y otro, con una fibra óptica mal ajustada. Dos errores que pueden parecer casi triviales, y de tan triviales, que los científicos pueden parecer chapuceros... pero son el tipo de error que vuelven a uno loco y cuestan mucho detectar. (Leyes de Murphy son así, qué le vamos a hacer)

Aún así, con fallos (más o menos triviales) hay que tener en cuenta la precisión con que se estaba midiendo: midieron una variación del 0.0027% de la velocidad de la luz. En error de tres partes en 100.000. No es moco de pavo, y precisamente por ello, un ajuste experimental que no sea óptimo puede jugar una mala pasada. Los detalles de los fallos los conocerán los científicos, pero desde luego no es que la fibra óptica mal ajustada estuviera totalmente desconectada sin que a nadie se le hubiera ocurrido revisarla.

Cuando se conoció el resultado original del experimento, a pesar de las reservas conocidas, los misteriólogos de siempre salieron raudos y veloces a dar cuenta de la buena nueva y a elucubrar con viajes en el tiempo y demás. Divulgación, que inevitablemente tiende más a la ciencia ficción que a la ciencia real, tampoco algo por lo que criticarles. Pero claro, la siguiente sección del programa la completamos con ocultamientos gubernamentales de OVNIs, con conspiranoias del 11s, con lo malas que son las farmacéuticas, o que los malvados científicos oficiales de bata blanca como los que miden velocidades superlumínicas de los neutrinos se niegan a aceptar la existencia de la telepatía. El espectador ve algo que podría catalogar como "ciencia respetable", y ya ha bajado la guardia para que en la siguiente sección le metan ración doble de pseudociencia.

Y así, un día despues de conocerse los posibles fallos en el experimento de los neutrinos, uno se encuentra con seguidores de afamados misteriólogos sugiriendo que se nos quiere ocultar la verdad. O es una conspiración, o los científicos son unos inútiles por no ver antes unos fallos tan "simplones". Que qué raro que el fallo esté en un cable mal conectado. Que es una verdad incómoda que había que censurar. Que alguien de arriba no quiere que estas cosas salgan a la luz. Creo que se hacen a la idea.

Que todas esas ocurrencias tengan o no algún sentido no importa. El pensamiento conspiranoico adquirido no se preocupa de esas cosas ¿Por qué sería una verdad incómoda violar la ley de relatividad especial? ¡Cualquier científico estaría dando palmas con las orejas de poder confirmar la violación de la teoría de Einstein, y modificarla! Eso significa avanzar en el conocimiento, y a nivel más egoista, supone fama e incluso hacerle una visita al Rey de Suecia.

Para mí, el caso de los neutrinos superlumínicos supone un ejemplo de cómo hay que exigir pruebas rigurosas antes afirmaciones extraordinarias, independientemente de si hablamos de ciencia o pseudociencia; de cómo en ciencia hay que aplicar el mismo escepticismo y pensamiento crítico, ...que las pseudociencias tanto aborrecen y rechazan, y por lo cual nunca servirán para avanzar en el conocimiento.

sábado, enero 28, 2012

¿Se puede distinguir agua normal de agua homeopática?

Uno se pone a discutir sobre pseudociencias con un creyente, y según el tema, no es raro llegar al "investiga tú mismo". El creyente reta al escéptico a hacer un experimento para que se convenza de que lo que dice es correcto.

Hay veces que el escéptico acepta el reto, o experimenta por iniciativa propia para mostrar al creyente que se equivoca. Como resulta que el experimento no ofrece el resultado esperado por el creyente, de pronto le aparece una vena escéptica que le hace descubrir miles de fallos (con o sin razón) al experimento, que antes de conocer el resultado no había detectado. En este blog hay algún que otro ejemplo. Mostrarle a un creyente con un experimento la falsedad de una pseudociencia es tarea imposible, porque un creyente asume por defecto que la razón está de su lado. Si el experimento falla, es porque el escéptico no sabe hacerlo, nunca porque su creencia sea incorrecta. Así, cualquier intento parece destinado a ser inútil.

Así que uno se pregunta "¿Hay alguna forma de que un creyente no pueda encontrar resquicio alguno a cómo se ha hecho el experimento?". Puede que sí, y esa posibilidad pasa porque sea el propio creyente quien realice el experimento, mientras que el escéptico se limite a establecer métodos de control, y velar por que se cumplan.

Como ejemplo de lo que digo, les recomiendo este artículo publicado en Revista Cubana de Física para la medida del efecto de la energía piramidal sobre el agua. Basándose en él, se puede adaptar para evaluar otras pseudociencias, como por ejemplo, la homeopatía. Veamos como.

La homeopatía se basa en la dilución de un compuesto en agua hasta límites en los que la probabilidad de encontrar una sola molécula del compuesto original es prácticamente nula. En estas condiciones, la lógica más elemental dice que es imposible que ese compuesto que ya no está en el agua pueda actuar sobre una persona enferma. Pero según los homeópatas, sí. El agua adquiere una "memoria" de que ese compuesto estuvo ahí, y es capaz de sanar a un paciente.

Es decir, el agua de un preparado homeopático es distinta del agua normal, porque produce efectos distintos. Pues probemos que efectivamente, el agua homeopática es distinta del agua no homeopática.

El problema, como decía en la introducción, es que si yo, escéptico recalcitrante, preparo el agua homeopática, por muy bien que siga el manual, llegará un homeópata y encontrará mil fallos (con razón o sin ella) a cómo he hecho el preparado. Así que, dejaremos que un homeópata sea quien lo prepare.

En particular, el homeópata debería preparar una cantidad N de botes. Pongamos N=100. De esos, en 90 de ellos serán de agua normal, y los otros 10 serán de un preparado homeopático, el que quiera, preparado como él prefiera, siempre que cumpla con los postulados homeopáticos.

Los botes será indistinguibles unos de otros, y el homeópata los numerará del 1 al 100, aleatoriamente, y anotará en una hoja aparte si el bote n es agua normal, o un preparado homeopático. Él y sólo él sabrá cual es la relación entre los números de los botes y su contenido.

Ahora, una mano inocente, que no sepa cual es el contenido de cada bote, cambiará la numeración por un par letras, al azar. Es decir, el bote 1 no tiene por qué ser la "AA", ni el 2 el "AB"... Y en un papel aparte anotará la relación entre los números y las letras con que identifica los botes.

Es decir, hasta ahora, un homeópata ha preparado 10 botes con agua "homeopática", y 90 con agua normal. Se guarda en un sobre qué contiene cada bote, y eso sólo lo sabe el homeópata. Una mano inocente recodifica los botes, de forma que sólo ella sabe cual es la correspondencia entre la nueva codicación por letras, y la anterior codificación por números, pero no sabe cuales son agua normal y cuales agua homeopática.

Así, tenemos 100 botes indistinguibles entre sí, identificados por letras. Ahora toca determinar cual es agua normal, y cual no. De nuevo, si yo, escéptico, me pongo a hacerlo, corro el riesgo de que el homeópata me diga que no he usado la técnica adecuada para diferenciar entre ambas aguas. Así que de nuevo, dejaremos que sea un homeópata quien decida qué contenido tiene cada bote. A ser posible, un homeópata distinto al que preparó los botes, y que no sepa ni la relación entre la identificación por letras y la numeración, ni la relación entre la numeración y el contenido de los botes. Es decir, este segundo homeópata se enfrenta de forma ciega al contenido de los botes.

¿Y cómo debe analizar los botes? Pues como más le guste. Espectrometría, radiostesia, ouija, dárselo a pacientes y ver cuales se curan y cuales no... El método que le de la real gana. Lo que importa es que al final del proceso haga una lista relacionando cada bote (identificado por sus letras) con el contenido que ha determinado con el método de análisis que ha elegido.

El último paso, obviamente, es abrir los sobres, y descubrir cuantos botes ha identificado correctamente el homeópata. En función del número de botes correctamente identificados, se compara con lo que se esperaría si la identificación hubiera sido hecha al azar. Aquí entran en juego análisis estadísticos para determinar cual es la probabilidad de acertar el número de botes que se han acertado.
Por convenio, se suele establecer que si el número de aciertos es tal que la probabilidad de obtenerlo al azar es menor del 5%, entonces el resultado es "significativo". En caso contrario, es "no significativo".

Resumiendo:
- Un homeópata prepara 10 botes con agua homeopatizada, y 90 con agua normal
- Los botes y sus contenidos son indistinguibles, y se etiquetan al azar entre el 1 y el 100 anotando su contenido, y guardándolo aparte. Sólo una persona conoce esta relación
- Otra persona recodifica los botes, sin conocer su contenido, y guarda esta relación. Sólo una persona conoce esta relación
- Otro homeópata trata de identificar el contenido de los botes
- Se comprueba el número de aciertos, y se establece si el experimento ha sido "significativo" o "no significativo".

Como ven, el experimento está hecho enteramente por homeópatas, y el malvado escéptico de turno no participa en absoluto, ni siquiera en la codificación de las muestras. Sólo tiene que tener el ojo puesto para comprobar que se respeta el protocolo de actuación, y no hay ni trampa ni cartón.

¿Y con un experimento de estos se podría convencer a un creyente o a un escéptico de que está equivocado? Lo cierto es que con un sólo experimento, no. El valor límite del 5% para determinar "significativo" o "no significativo" es un valor arbitrario que se toma por convenio. Con el número de aciertos, se calcula la probabilidad p de que ese resultado haya sido fruto del azar. Obviamente, cuanto menor sea p, quiere decir que es más probable que los aciertos hayan sido porque el análisis ha podido distinguir entre un tipo de agua y de otra. Pero aún así, hay una probabilidad no nula de que un resultado "significativo" haya sido producto del azar, y que no haya diferencia entre las aguas.

Por otro lado, si sale un resultado "no significativo" (voy a hacer de adivino), aparecerá algún homeópata que identificará mil cosas que fueron mal hechas por sus otros colegas que hicieron el experimento. Él lo hubiera hecho de otra forma.

Un sólo experimento no suele clarificar nada. Pero los resultados "significativos" son siempre interesantes porque invitan (o casi, obligan) a repetir el experimento para comprobar si el resultado se repite. Y realmente, tampoco es mala idea comprobar resultados "no significativos".

Total, que lo mejor para zanjar el asunto sería repetir el experimento un número elevado de veces: con los mismos homeópatas, y con otros distintos (cada uno con su forma de preparar y analizar los preparados). Cuantos más mejor. Y tras hacer un número elevado de veces el experimento, entonces se podrá comprobar cuantos experimentos han sido "significativos" y cuantos "no significativos".

Si el número de experimentos significativos es mayor de ese 5%... pues los homeópatas estarán de suerte, porque tendrán una buena evidencia de que el agua homeopática puede tener propiedades distintas a las del agua normal, y los escépticos no podríamos ignorarlo.

Pero si el número de resultados "significativos" es del 5%, entonces mala suerte , porque eso es justo lo que se espera por azar, y por tanto, quedaría determinado que el "agua homeopática" es indistinguible de "agua normal", no tienen propiedades distintas... y por tanto no pueden producir efectos distintos.

¿Y con este resultado se podría convencer a un homeópata de que está equivocado?... pues no creo. Pero quedaría al desnudo que no tienen evidencias, sino sólo creencias.

Por último, esto es sólo un ejemplo de cómo hacer el experimento. No tienen por qué ser 90/10 botes. Puede ser otro número, otra proporción, se podría pensar en hacerlo con pastillas, que es el formato en que se venden los preparados homeopático. Lo importante es la idea de que sean los propios homeópatas quienes realicen el proceso, poner los controles adecuados, y sobre todo, entender la parte estadística del experimento. Básicamente, esto fue lo que hizo Randi con Beneviste.

Con esto en mente, incluso es posible idear experimentos similares para otras pseudociencias.